ARMINDA OVIEDO / EL DIARIO. 10 de Mayo, 2003
No
fue difícil que la Sra. Diana Perla Chapa, madre de Tatiana y Juan Ramón
Palacios, aceptara hablar en exclusiva para nosotros para este 10 de Mayo.
Las
mamás de las famosas son criticadas por estar al frente de la carrera de sus
hijas, pero, ¿qué han dejado de hacer estas mujeres para ver el desarrollo de
sus “Big Star”?
“Fíjate
que en mi vida muchos proyectos personales los he guardado para que la realización
de mis hijos se lleve a cabo; en mi vida he tenido que dejar muchos proyectos
precisamente en el cajón del buró, para acompañar a Tatiana, o en su momento,
a Juan Ramón”.
Se
describe como una señora dinámica, quien luego de ser representante de
Tatiana, incursionó en la política en Nuevo León.
“Fui
candidata a la alcaldía del municipio de San Pedro Garza García por el PT;
pero perdí; sabía que tenía que prepararme y decidí estudiar una Maestría
en Ciencias Políticas; pero se vino el problema de Tatiana y de nueva cuenta mi
maestría la guardé en un cajón”.
El
tono de voz de la madre de Tatiana cambia al recordar lo vivido por dos años ya.
“Tatiana
vino de nuevo a la casa, junto con sus dos pequeños; me di cuenta que lo que
importaba en ese momento era ser abuela. Tenía que ayudar a Tatiana en todo lo
que necesitaba y lo hice gustosa, creo que cualquier madre lo haría”.
ORGULLOSA
DE SUS HIJOS
Confesó
que la experiencia que vivió Tatiana ha hecho madurar a su hija.
“Tatiana
ha madurado muchísimo. Pasó de ser niña a niña artista famosa, luego a ser
una esposa, a la que le mandaban qué hacer, porque la tenían encerrada en su
propia jaula de oro y ahora, finalmente, resurge y sale esa mujer valiosísima
que lucha contra viento y marea por sus hijos.
“Tatiana
tuvo que madurar a golpes y ha madurado tanto emocional como espiritualmente y
ahora económicamente se ha independizado. Creo que el mejor consejo que le
puedo dar es que no permita que nadie -y eso se lo digo no solamente a Tatiana
sino a todas las mujeres- por ninguna razón le permita tener autoridad sobre
ella para maltratarla, ni psicológicamente y mucho menos físicamente.
“Ni
tu padre, ni tu madre, ni tu esposo, ni un hermano, ni un amigo, tiene derecho a
maltratarte, a humillarte, a despreciarte, a menospreciarte o a descalificarte;
porque hay hombres a quienes no les gusta ni cómo lavas los trastes; y lo digo
porque hay mujeres que me dicen: ‘es que no le gusta como lavo los trastes’.
¡Oye, por favor! Te están manipulando para molestarte y que tú te sientas mal
y menos”.
En
cuanto a Juan Ramón, asegura no haber educado a un típico macho: “Mira, a
Juan Ramón me da mucho gusto saber que lo eduqué muy bien. Es un excelente
esposo; lava, plancha, lava platos, cambia pañales, disfruta de cuidar al bebé;
es un excelente papá y eso se aprende. Y en mi caso, como dicen que los machos
los hace la mamá, bueno pues yo gracias a Dios, no hice un macho, eduqué a un
hombre en toda la extensión de la palabra”.
Aseguró
que en su matrimonio nunca tuvo problemas de machismo, o quizás nunca le dio
tiempo a su marido para serlo ni a ella para dejar que él lo fuera.
“Fíjate
que yo no pido permiso, yo aviso a dónde voy y qué quiero hacer; hay hombres
que prohíben a las mujeres hacer algunas cosas, pero yo no he tenido ese
problema, por ser mi marido quien es y como es y porque quizá –como te digo-
porque yo aviso, no pido permiso”.
Ahora
la señora Diana Perla se dedicará a acompañar a su hija a una gira por los
Estados Unidos, por lo que confesó que se pasarán el día 10 de Mayo
trabajando y fuera del país.
“El
trabajo ha sido costumbre de esta familia; vamos a estar en una gira porque
acompaño a Tatiana, así me toca sacudirme y quitarle las telarañas a lo que
sabía, para volver a fungir como representante, pero solo por esta vez en los
Estados Unidos”, dijo para finalizar.
NO
ES ABUELA CONSENTIDORA
Reconoció
no ser una abuela consentidora. “Mira, no sé si soy una abuela tradicional,
porque yo me subo con mis nietos a la montaña rusa, lo que sí sé es que no
soy consentidora”.
Recuerda
que Cassandra –su nieta- no venía bien educada y ella tuvo que hacerla de
segunda madre.
“Cassandra
llegó de 7 años y llegó muy indisciplinada y te puedo decir que mal educada y
grosera, y en dos años ha aprendido que la disciplina, el amor y la paciencia
hace que la gente te quiera más. No sabía tratar a la gente, porque ella vivió
con una imagen paterna agresiva y violenta, y lo aprendió; mi principal
objetivo ahora es que los valores y tradiciones familiares, Cassandrita los
pueda absorber como lo hizo su mamá”.
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